La gestión de calidad en cadenas de suministro tan fragmentadas es extremadamente desafiante. Al hablar de calidad, con frecuencia se distingue entre rendimiento, es decir, la calidad media de un producto, y conformidad, es decir, la falta de variación en ese rendimiento medio.
Estándares distorsionados de rendimiento
Con mucha frecuencia, los estándares de calidad se definen solo en términos muy imprecisos y los proveedores no son responsables de la calidad que ofrecen. Supongamos que se le pide a un proveedor que haga un producto con un grado de calidad de 150 ± 60. Si el proveedor produce una calidad de salida 100 en promedio, es posible que se hayan cumplido los términos del contrato, pero el comprador puede experimentar problemas de producción importantes porque su insumo (que es la salida del proveedor) puede estar por debajo de su nivel óptimo. Por ejemplo, los procesos del comprador pueden haber sido optimizados para un grado de calidad del insumo de 150 y su rendimiento puede caer significativamente cuando el grado del insumo es inferior a 110. Si el proveedor pudiera mejorar levemente el grado de su salida, por ejemplo de 100 a 120, el rendimiento del comprador podría mejorar significativamente.
En este caso particular, lo que el proveedor no debería hacer es mejorar la conformidad de sus propios procesos. Si el proveedor redujera realmente la variación de sus procesos para entregar sistemáticamente un grado de calidad alrededor de 100, ¡el comprador nunca tendría la oportunidad de mejorar su rendimiento!
La mayoría de estos problemas de estándares distorsionados de rendimiento surgen del hecho de que el proveedor no entiende cabalmente cómo el comprador va a usar el insumo. En particular, ¿los proveedores siempre entienden cómo la calidad de su salida afecta el rendimiento del comprador? ¿O cómo interactúa con la calidad de los insumos clave de otros proveedores?
No necesariamente se debe culpar a los proveedores. De hecho, su falta de comprensión de las necesidades del comprador podría deberse un entendimiento deficiente por parte del comprador de sus propios procesos. O podría ser porque los estándares de calidad son difíciles de definir debido a su naturaleza multidimensional.
Efecto dominó de las variaciones del proceso
Incluso si los estándares de rendimiento están establecidos apropiadamente en toda la cadena de suministro, pueden surgir problemas de calidad en las cadenas de suministro de múltiples capas debido a la falta de conformidad en los procesos de los diferentes intermediarios. Y esto genera un efecto dominó que, al igual que el efecto látigo, se amplifica con la cantidad de intermediarios de la cadena de suministro.
A diferencia del efecto látigo, que propaga la variabilidad de la demanda hacia atrás a medida que avanzamos hacia arriba en la cadena de suministro, la conformidad de la mala calidad se propaga hacia adelante, a medida que avanzamos en la cadena de suministro. Por otra parte, cuantos más intermediarios, más defectos, ¡incluso si el proceso de cada compañía alcanza una conformidad casi perfecta!
Momento de soluciones
Para reducir la ocurrencia de estas métricas de rendimiento distorsionadas y el efecto dominó de las variaciones del proceso, los socios de la cadena de suministro deben desarrollar una mejor comprensión del costo de calidad cuando los “defectos” se propagan hacia abajo e interactúan con los productos de otros proveedores. Desarrollar una colaboración más estrecha entre comprador y proveedor, mejorar la transparencia, identificar las causas de la distorsión del rendimiento y la variación del proceso, y alinear los incentivos es la única manera de mitigar estos problemas de calidad en la cadena de suministro. Al trabajar juntos, los socios de la cadena de suministro tienen la oportunidad de aumentar el tamaño general del pastel y crear más valor para la cadena como un todo, mejorando tanto el rendimiento como la conformidad de sus insumos.