El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) en conjunto con la inteligencia artificial, crea una industria emergente y convergente de “facturación de datos”, reforzada por el análisis de la información, lo que abre el camino para una completa revisión de la producción global y su alcance económico.

La omnicanalidad ha abierto la pauta para que el consumidor adquiera a través de internet y mediante una logística que se extiende en logística e inventarios, que terminan impactando en los puntos de venta.