Uno de los objetivos críticos de cualquier empresa es lograr la integración óptima de sus proveedores como parte de una estrategia para obtener un buen posicionamiento en la industria y el mercado.
Procesos con tiempos de ciclo más cortos, reducción de costes de operación y administración, eliminación de excesos de inventario, aprovechamiento del espacio con inventarios reducidos, entrega de materia prima “just in time”, o el control de material en tránsito son algunos de los desafíos a los que debe enfrentarse una buena gestión de la cadena de suministro.
Uno de los aspectos clave de esa gestión, en la que cada vez juegan un papel más destacado las nuevas tecnologías, es contar con la financiación adecuada de la cadena de suministro, de modo que se optimicen los costes de dicha cadena.
De la misma forma, también es necesario identificar las prioridades entre los procesos internos de la cadena de suministros de la empresa. De esta forma se consigue identificar los procesos más improductivos que deben ser suprimidos o reestructurados, al tiempo que se evita invertir dinero en la automatización de procesos que resultan caros o ineficientes y se identifican aquellos aspectos que pueden generar mayores ahorros de costes, recursos y tiempo.
El apoyo financiero de la empresa a su propia cadena de suministro (por ejemplo a través de herramientas como factoring, confirming, el neteo o compensación de deudas) también resulta vital para esta optimización de costes.
Una cadena de suministro optimizada, que integra nuevas tecnologías para ganar en eficacia y que está bien financiada, permite a las empresas ser mucho más competitivas, ahorrar en costes y mejorar la relación con sus clientes.