La diferencia entre los centros comerciales y los outlets no está simplemente en la estructura de precios. Los segundos típicamente se encuentran al aire libre y tienen menos atractivos de lujo en comparación con los centros comerciales regulares. Sus contratos de arriendo también tienden a ser más cortos que los de los centros comerciales de precios normales (alrededor de 10 años) y normalmente se renuevan en base al rendimiento en ventas. Los inversionistas sostienen que la flexibilidad del arriendo es lo que hace a los centros outlet tan resientes financieramente.
La mayoría de retailers con influencia en Latinoamérica no se encuentran adecuadamente equipados para implementar un outlet. Por tanto, difícilmente podrán satisfacer los criterios necesarios y algunos desarrollos se convertirán necesariamente en centros comerciales tradicionales. Uno de esos problemas, se es que ocurre, es que esos problemas, si es que ocurre, es que estos híbridos de descuento/precio completo terminarán compitiendo directamente con una multitud de ostentosos y bien establecidos centros comerciales.
El aspecto practico de la mayoría de los outlets puede ser difícil de vender en Latinoamérica, especialmente si se desvía mucho de los modelos europeos y Estados Unidos. En el corto plazo, los desarrolladores necesitan lograr la mezcla correcta desde el inicio y no permitir que los outlets muten hacia un modelo de centro comercia a medias. Su diferenciación competitiva de los centros comerciales es la clave para el éxito futuro.
Los outlets probablemente sean una oportunidad a largo plazo más que a mediano plazo para Latinoamérica. Pero no detendrán una ola de nuevos desarrollos que llegarán al mercado en los próximos años. La realidad es que algunos de ellos tendrán éxito, mientras que otros fracasarán.
Sin embargo, existe un consenso en la industria con respecto a que los centros comerciales crecerán en tamaño y penetración en las próximas dos décadas, no solo en Latinoamérica sino globalmente. Cabe destacar que su estructura de precios bajos constituye un blindaje ante el alza de las ventas por internet en comparación con los centros comerciales tradicionales que ya están sintiendo el aguijón competitivo.
Los retailers, por diferentes razones, los amarán o los odiarán. Pero como concepto de compra tradicional, parece que sólo se fortalecerá en el futuro.