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La cadena de suministro global llega hasta tu casa

Giro estratégico en el modelo de negocio de gigantes de la distribución como DHL y MRW a raíz del cambio tecnológico: llegarán directamente al consumidor para protegerse de los nuevos actores del ‘e-commerce’

Logística es, para muchos y aún hoy, sinónimo de transporte con camiones, barcos y almacenaje en grandes naves. Paradójicamente, pocas veces un sector tantas veces definido como tradicional, en el mal sentido de la palabra, es uno de los que más variedad de nuevas tecnologías testa en sus procesos.

Tanto en calidad de ejemplos internos como en la connivencia fortuita en el mensaje: el modelo de negocio es cada vez menos Business-to-Business (B2B) y más Business-to-Consumer (B2C). Tales entidades profundizan en el tema con INNOVADORES, con la negativa verticalidad que les atribuye el profesor de ESADE Jaume Hugas frente a la propuesta de Amazon como marco. Y, por si eso fuera poco, todos mencionan la incipiente llegada de la economía colaborativa al sector. El debate está servido.

La compañía identifica un significativo cambio de modelo que elimina a los intermediarios y hace que estas grandes empresas de logística se dirijan al consumidor final. «Los nuevos modelos económicos y hábitos de consumo cambian el modelo tradicional de la logística a la omnicanalidad».

«La verticalidad se difumina y cada vez más se hace el envío a la casa de la persona», Antes, el comprador no conocía a la persona que entregaba el paquete y los que repartimos también queremos tener contacto con el consumidor.

Sería algo así como un B2B2C. Lo que cambia es que hasta la fecha no teníamos una relación digital con el cliente, y eso es lo que estamos buscando todos. La demanda que se está generando en servicios de entrega de última milla provocada por el uso masivo del e-commerce hace que se estén saturando las redes de distribución. El reto real es, cómo, aplicando nuevas tecnologías y nuevas maneras de hacer las cosas, podemos responder a esta demanda social.

La tecnología, en definitiva, ha pasado a ser un actor esencial. «En el año 2014, se invirtieron 600 millones en start ups dedicadas a encontrar soluciones y nuevos modelos de negocio.

La nueva aceleradora de start ups Correos Lab, y de la experiencia de Correos Paq, una especie de taquillas colocadas en puntos estratégicos de la ciudad que se abren mediante un código impreso o guardado en el móvil, previa gestión on line.

Se ha añadido la tecnología a toda la planificación de rutas troncales, así como a conseguir herramientas de predicción que impliquen la mejora del servicio.

En el caso de DHL, la digitalización ha segmentado la compañía en 18 áreas: Internet de las Cosas, Machine Learning, robots colaborativos, vehículos autónomos o drones, son algunas.

En su opinión, no obstante, el problema es conceptual. Los almacenes de 15 metros de altura, de carretillas elevadoras y palets, no sirven para el e-commerce.

La mayoría de empresas están en la logística del hierro: barcos, contenedores… y ahora, este sector, va de sistemas de información.

Hay casos prácticos para demostrarlo. En el SIL Innovation Zone, el centro i2Cat presenta unas gafas de realidad virtual que permiten acceder a información adicional de utilidad para el operario de un almacén; un sistema que usa tecnología Ultra Wind Band para identificar y localizar paquetes en tiempo real; y la estrella, un robot guiado por luces LED que permite que un vehículo autónomo pueda navegar sin impedimentos dentro del recinto.

En el SIL Smart & Tech, a su vez, Datalong16, presenta un dispositivo que utiliza el Internet de las Cosas y el Cloud para hacer un seguimiento on line del producto que se transporta, y Navlandis, un contenedor plegable que podría ahorrar 10 millones de dólares al año.

En paralelo a tanta propuesta tecnológica, los grandes actores vigilan los cambios en el mercado que podrían modificar su actividad.

Lo que sería el Uber para la logística. En los próximos años van a aparecer nuevas soluciones y se tendrá que buscar el modo de resolver la demanda de la economía colaborativa.


Fuente: El mundo

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