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Big Bang Data

En los albores de la cuarta revolución industrial, etapa en la que nos encontramos actualmente, la ciencia de datos o Big data funciona de una manera similar a la psicohistoria de Asimov. Integra campos de conocimientos como la computación, la estadística y las áreas específicas de acuerdo a la información que se está procesando.

El análisis de todos esos datos que diariamente se producen en redes sociales, buscadores de internet, compras en supermercados, transacciones bancarias, etc., ha permitido que se puedan entender y modelar patrones de conducta, y tomar decisiones en finanzas, medicina, biología, política, periodismo, urbanismo; es decir, en todas las disciplinas humanas.

El gran volumen de datos que la sociedad de la información hiperconectada produce está permitiendo nuevas áreas de exploración. Los datos son los nuevos yacimientos petroleros, las nuevas minas de oro. Las empresas privadas, los gobiernos y las organizaciones sociales están invirtiendo en algoritmos que analicen e influyan en las decisiones y la optimización de recursos.

Y hay otros análisis que permiten predecir el crimen en las ciudades, mejorar la movilidad, cuantificar el impacto de desastres naturales, conocido como el Big data para el bien social, según la autora antes citada.

Sin embargo, bien dicen los curadores de la exposición Big Bang Data, que se presentó hace un par de semanas en el Centro de Cultura Digital de la Estela de Luz  “situar la cultura de los datos en el centro de la toma de decisiones y de nuestra manera de interpretar el mundo abre muchas posibilidades, pero también implica numerosos riesgos. El principal peligro del datocentrismo es que fomenta la idea de que en los datos se encuentra la respuesta a cualquier problema y que nuestra sociedad puede prescindir de mecanismos más imperfectos y desordenados, basados en la política y la negociación.

Preservar valores como la subjetividad y la ambigüedad es especialmente importante en un momento en que es fácil pensar que todas las soluciones son computables y se encuentran dentro de un servidor, almacenadas en un Data Center”.


Fuente: Cronica

 

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